El síndrome del MBA (opinión)

Hoy os quería hablar de un tipo de personas que seguramente habréis conocido en algún momento de vuestras vidas… O con el que incluso os identifiquéis vosotros mismos en el pasado. De forma resumida, son aquellas personas jóvenes que acaban de salir de la universidad o de la escuela de postgrado, y piensan que se van a comer el mundo…  hasta que la vida les mete una hostia tan fuerte que les devuelve a la realidad. Suele ser un estado pasajero, y por eso yo lo llamo «El Síndrome del MBA».

Visto en perspectiva es algo bastante gracioso, aunque no deja de ser triste que la gente no aprenda…

El comienzo del síndrome

Cuando somos jóvenes nuestros padres y profesores nos mantienen en un mundo que no se parece en nada al que nos va a tocar vivir cuando seamos adultos. Nuestros padres nos dan casa, comida, dinero, nos dejan irnos de fiesta, de viaje donde queramos y no nos tenemos que preocupar por nada.

Por otro lado, el sistema educativo se encarga de tenernos en una burbuja donde te enseñan materias que poco tienen que ver con lo que vas a necesitar en tu día a día de adulto. En la escuela te enseñan muchas cosas de historia, filosofía, dibujo… que son culturalmente importantes pero que no son suficientes para vivir como adulto. Y por otro lado, no te enseñan nada de legislación, finanzas, derecho laboral o planificación. Literalmente, salimos del instituto sabiendo mucho de cultura pero sin saber cómo pedir una hipoteca, cómo planificar las finanzas para crear una familia o cómo reclamar nuestros derechos.

Para colofón, las universidades siguen el mismo camino. Se entra a la universidad pensando en estudiar algo bonito, y se sale con un grado bonito e inútil que no te servirá para encontrar trabajo. En la mayoría de ellas acaban creando graduados que no están preparados para enfrentarse a lo que les espera.

El punto álgido: El MBA

Con estos precedentes, acabamos teniendo el campo abonado para el «Síndrome del MBA». Una vez salidos de la universidad, los jóvenes creen que se van a comer el mundo y que están ultra-mega-preparados…  de lo cual no se les puede culpar porque llevan toda su vida acostumbrados a que les den todo hecho y que les digan lo guapos que son.

Pero el punto álgido viene cuando algunos de ellos deciden que aun pueden llegar más lejos, y se apuntan al típico máster de 25.000€ en alguna escuela con nombre en inglés, tipo European Leadership Business School o similar, para cursar algún postgrado del tipo «Master in Business Administration«, «Master en Relaciones Internacionales» o cualquier otro.

Aquí es el momento donde se junta el hambre con las ganas de comer…  Por un lado están los alumnos que quieren alimentar su ego, y por otro lado están los profesores que viven de ese ego. Aquí es donde te dicen que eres el mejor, que vas a ser un líder, que vas a llegar tan lejos como quieras y que el mundo está a tus pies…. y desgraciadamente la mayoría de gente se lo cree (para eso han pagado ¿no?).

Seguro que si eres joven conoces a alguien así: La típica persona con la que hablas y nada más conocerla ya te cuenta que tiene no-se-qué máster y que trabaja en no-se-cual consultora, que está dentro de un proyecto super-importante y que cuando te dice el nombre de su puesto de trabajo  (casi siempre en inglés y con muchas palabras rimbombantes) no sabes si te está vacilando o si realmente se cree lo que dice.

La vuelta a la realidad

Generalmente, ese ego desmedido se acaba pasando tras los primeros meses de conocer la realidad laboral. Después de acabar el máster y tras unos meses en un trabajo de mierda haciendo horas extra sin conocimiento la gente se acaba dando cuenta de que el mundo no era lo que le habían vendido. A poco listo que seas, antes o después te das cuenta que un trabajo en el que te explotan por un salario de mierda quizá no entre en ese mundo ideal que te habían vendido.

Desgraciadamente, también tenemos las personas con síndrome crónico. Aquellos que nunca se dan cuenta de que lo que les habían vendido no era real, y siguen años y años trabajando cada vez más horas con la ilusión de algún día llegar a ser lo que les habían prometido.  Para mi estas personas son las más divertidas… y Linkedin está lleno de ellas. Pero bueno, parece que siempre habrá gente que no quiera salir de su burbuja, aunque eso implique quedarse sin aire.

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