Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva
Hablando de cómo aprovechar mejor el tiempo, el otro día explicamos cómo aumentar la eficiencia de los equipos de trabajo usando la Metodología Scrum. Siguiendo con este tema, en este artículo hablaremos sobre el libro “The 7 Habits of Highly Effective People. Powerful Lessons in Personal Change” escrito en 1989 por Stephen R. Covey. En este bestseller, que fue un éxito en los años 90, se resumen una serie de consejos para ser más eficiente en las tareas cotidianas de la vida.
Los siete hábitos de la gente altamente efectiva son los siguientes:
– Son proactivos.
– Se enfocan en obtener resultados.
– Establecen prioridades.
– Saben que si gana uno, ganamos todos.
– Son comunicativos.
– Cooperan con los demás.
– Reflexionan para ser conscientes de sus deficiencias y las solventan.
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Estos hábitos son principios universales que, de una forma u otra, han estado presentes en todas las culturas. A continuación, os detallo una interpretación personal de cada uno de ellos:
1. Ser proactivo: Tomar la iniciativa.
En el mundo hay dos tipos de personas, las que no hacen nada a no ser que sea estrictamente necesario, y las que, al contrario, están siempre pensando qué pueden hacer para mejorar. Esta visión de la vida marca la diferencia entre los que simplemente se conforman con lo que se les ofrece, y los que están continuamente buscando algo más. La actitud del conformista a largo plazo supone dejar tu vida en manos de otros, mientras que la actitud de los proactivos hace que a la larga sean ellos los que decidan su propio destino.
En resumen, ser proactivo significa no esperar a que te digan lo que tienes que hacer. Hay que tomar la iniciativa, buscar qué es lo que se puede hacer y hacerlo.
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2. Enfocarse en obtener resultados: Hacer las cosas pensando en conseguir los objetivos marcados.
Parece muy obvio que todo el mundo hace las cosas pensando en conseguir sus objetivos, pero en la práctica no siempre es así. Es muy común que en las actividades y proyectos complejos o de larga duración, la gente se pierda en los formalismos y las metas intermedias, olvidando el objetivo final y acabando “a la deriva”. Para evitar esto, se recomienda planificar las actividades desde el principio, y seguir esta planificación pensando en por qué estás haciendo cada tarea y en qué va a ayudar a conseguir tu objetivo. Esto se puede aplicar tanto a proyectos de trabajo como personales o de otro tipo.
También es muy común la gente que fija sus objetivos erróneamente. Por ejemplo, la mayoría de personas tienen claro que el objetivo de la vida es “ser feliz”, pero muchos malinterpretan esto como “tener dinero”. Esto hace que acaben haciendo cosas enfocadas a ganar dinero y no a ser feliz. Nunca está de más mirar hacia atrás y reflexionar acerca de si lo que estás haciendo sirve para algo o no… y en el caso de no ser así, quizá deberías replanteártelo.
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3. Establecer prioridades: Lo más importante se debe hacer primero.
Otro error común de los que son demasiado perfeccionistas es que intentan abarcarlo todo. Debemos ser conscientes de que nuestro tiempo es limitado, y por lo tanto es normal que haya veces que no nos dé tiempo a hacer todo lo que desearíamos. Es en estos casos cuando tenemos que aprender a gestionar nuestro tiempo y a dar prioridad a las tareas que realmente importan. A todos nos gustaría poder hacerlo todo… pero a veces eso no es posible (ni tampoco aconsejable, a no ser que queramos acabar locos).
En el libro se pone énfasis en saber distinguir entre “lo importante” y “lo urgente”. Muchas veces las tareas urgentes nos impiden ver a largo plazo. Debemos ser lo suficientemente inteligentes como para planificar el tiempo e invertirlo en buscar formas de prevenir problemas futuros en vez gastar todo nuestro tiempo en corregir fallos que tarde o temprano se repetirán una y otra vez.
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4. Si gana uno, ganamos todos: La relación win/win.
El concepto “win to win” expresa de forma sencilla el hecho de que en un grupo, cuando alguien mejora en algo, a la larga acaba repercutiendo positivamente a los demás y acaban mejorando todos. Por lo tanto, la relación “win/win” intenta desmitificar el típico pensamiento de que si uno gana otro pierde. Esto puede ser cierto en algunos casos, pero en la mayoría de situaciones no es así. Por lo general al ayudar a alguien de un grupo, al final se acaba beneficiando el grupo entero.
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5. Ser comunicativo: Primero entender, y luego hacernos entender por los demás.
En este punto se habla de la importancia de la comunicación. Muchas veces los problemas no existirían si no fuera por problemas de entendimiento: Solemos dar por supuesto que los demás tienen los mismos conocimientos que nosotros, conocen la situación tan bien como nosotros, o que opinan lo mismo que nosotros.
Para evitar malentendidos y discusiones innecesarias, a la hora de comunicarse hay que explicar siempre las cosas desde el principio, explicando detalladamente cuál es la situación, cuál es tu opinión y dando razones de por qué crees que eso es lo mejor. Posteriormente se debe escuchar a los demás, tanto si estás de acuerdo con las otras opiniones como si no lo estás, ya que escuchar otros puntos de vista te puede aportar ideas y te ayudará a entender por qué los demás hacen las cosas de forma distinta a ti.
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6. Cooperar con los demás: Crear sinergias.
De forma complementaria al punto 4, creando sinergias también potenciamos el progreso de todos. Para ello, es normal que las empresas intenten alienar a sus empleados estableciendo objetivos comunes, de manera que si el objetivo se cumple todos ganen. Haciendo esto se consigue una mejor cooperación entre las personas, y en definitiva, se obtienen mejores resultados.
Un ejemplo claro es la “innovación abierta”. En este tipo de innovación, las empresas y universidades colaboran a la hora de desarrollar nuevas tecnologías y se intercambian conocimientos en lugar de competir entre ellas. Los resultados de estas colaboraciones han demostrado que usando este modelo de innovación abierta, se consiguen desarrollos tecnológicos más fácilmente y mucho más baratos que con el sistema tradicional.
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7. Reflexionar para ser conscientes de nuestros fallos y solventarlos.
Por último, se habla de ser conscientes de nuestros defectos. Si asumimos que todos tenemos malos hábitos y los conocemos, podremos trabajar para solucionarlos. Para ello, se aconseja hacer una lista de los aspectos que queremos mejorar y trazar un plan para conseguirlo. Los malos hábitos no son fáciles de superar, pero si los tenemos escritos y tenemos una planificación de lo que debemos hacer, se podrán superar mucho más fácilmente.
Autor: Jorge Jimeno Bernal
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